Sobre la República del Perú: Estado, Corrupción y el Imperialismo
“El gobierno moderno no
es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase
burguesa”.
Carl Marx
Frente al panorama político y social que
se viene proyectando en la serie de acontecimientos de la dramática novela
peruana, se hacen nítidas a los ojos populares, algunos de los caracteres de la
fisiología del poder actual. Es imposible para quienes vivan la vida misma no
reflexionar al respecto, no agitar su respiración y formar puños que se
esfuercen por transformar toda indolencia en indignación, y la indignación en
acción. Las masas populares del Perú, desde distintos sectores están siendo
empujados a ver con mayor claridad y polarizar posturas sobre la actitud frente
al mecanismo del gobierno, a la burocracia, a sus FF. PP., FF. AA y en esencia
al mecanismo del Estado.
En la palestra política el discurso de las
clases dominantes mediante sus portavoces y representantes políticos no tienen
ni un ápice de emoción, de valor, o de verdad para las masas, la ideología
dominante y sus instituciones no satisfacen la solución de problemas como la
corrupción, delincuencia, extorsión, desnutrición, pobreza, analfabetismo,
etc., sus discursos y sus análisis institucionales no solo no conmueven, sino
que aborrecen, no solo no convencen, sino que amargan de falsedades. La
ideología burguesa no es capaz de convencer ni de persuadir bajo su parloteada
democracia -no ha sido capaz desde su amorfo nacimiento criollo-, la crisis de
la ideología, del Estado y de su gobierno no encuentran su última salvación
sino en la opresión cada vez más desvergonzada a las masas trabajadoras pobres
y populares, no pueden combatir ideas con ideas, ni problemas con soluciones,
lo que les queda y a lo que recurren desesperados es al engaño, opresión,
persecución, difamación (al terruqueo), al acallamiento de las voces del pueblo
que claman irritadas por la infección que este cuerpo enfermo del Perú oficial
suscita insalvablemente, amedrentando, encarcelando, torturando y
asesinándolas. Todo aquello a lo que recurren desmiente su democracia,
manifiestan su realidad como una dictadura burguesa.
¿Por qué pasa esto? Aunque las prácticas
sociales nos hagan ver realidades, para entender la realidad plenamente debemos
esforzarnos por ver la esencia de los fenómenos sociales, es decir, ver más
allá de las apariencias prácticas y esto solo podemos hacerlo concibiendo la
teoría consecuentemente revolucionaria del proletariado. Así, por ejemplo, si
obramos solo empíricamente, al ver la corrupción creeremos a primera vista que
se debe a malos funcionarios nada más, a personas mal educadas o profesionales
equivocados e incompetentes, esto nos lleva a pensar que podremos solucionar la
corrupción cambiando de funcionarios o de profesionales más competentes, o de
políticas, esto es una mera apariencia. Se manifiesta la delincuencia,
extorsión, pandillaje, etc., y se sostiene la opinión de que son personas que
no estudiaron, que no triunfaron en la vida y que es culpa de ellos que sean
así, a primera vista se cree que se podrá solucionar con más y mejores
policías, o militares en las calles, o leyes que garanticen solucionar la
delincuencia y el crimen organizado, más control, esto es otra apariencia. Al
generarse manifestaciones, paros, movilizaciones, huelgas y la policía empieza
a provocar, golpear, capturar, disparar y matar se cree que los policías
cometen abuso de autoridad o que se venden a la corrupción, o solo obedecen al
gobierno y que por lo tanto se solucionará cambiando de gobierno y de policías
o mejorando la institución. Aquí otra apariencia.
¿Entonces, cómo nos preocupamos romper con
estas apariencias? Creemos fundamental partir del análisis del sistema de
Estado para entender el carácter de clase del poder político, el “imagen y
semejanza” de la clase dominante, y por lo tanto todas sus instituciones y su
derivado sistema de gobierno, esto nos hará entender el comportamiento y
psicología política. Esto nos permitirá ser aún más precisos para descubrir los
intereses de tal o cual político, de las políticas o de las decisiones que
surgen fundamentalmente de la base económica, y es concentrada por el poder
político. Ahora bien, ¿qué es el Estado? Es necesario definirla en su verdadera
acepción, contrario a lo que se enseña por las instituciones oficiales, el
Estado es un instrumento burocrático-militar que nació en la sociedad dividida
en clases sociales para la opresión de una clase hacia otra y servir a la
protección de los intereses de la clase explotadora. El Estado no es de todos
los ciudadanos, propia de un contrato social, como enseña la ideología
burguesa, es en realidad de una sola clase social, es una herramienta
construida en función a los intereses de la clase predominante para
perpetuarse. ¿Cuál es el sistema del Estado peruano? Constituye una república
bajo la dictadura conjunta de los terratenientes (ahora con saco y corbata) y
burgueses, es un Estado diseñado para servir de palanca de poder a esta
dictadura, pero, como si fuera poco, nuestros burgueses y terratenientes no son
patriotas, no desean al Perú ni imprimen al Estado un carácter más que para
servirle al imperialismo y degustar los beneficios que éste imperialismo les
da. Al respecto Mariátegui enseñaba:
“La condición económica del Perú, es sin
duda, semicolonial, y a medida que crezca su capitalismo y, en consecuencia, la
penetración imperialista, tiene que acentuarse este carácter de su economía.
Pero la burguesía del Perú que ve en la cooperación con el imperialismo la
mejor fuente de provechos, se sienten lo bastante dueñas del poder político
para no preocuparse seriamente de la soberanía nacional”
El Perú es semicolonial, es decir
políticamente independiente (donde yacen las clases arriba mencionadas) y
económicamente sometida al imperialismo y a esto obedecen subordinadas todas
las políticas económicas, educativas, sociales, culturales, militares y
policiacas que se dan en esta República (República que se formó sin las clases
explotadas y en contra de ellas). Esta característica del Perú y del carácter
apátrida de sus clases dominantes se ve explicada por su desenvolvimiento en
nuestra historia, siendo señalada por nuestro Amauta de la siguiente forma:
La aristocracia y la burguesía criollas no
se sienten solidarizadas con el pueblo por el lazo de una historia y de una
cultura comunes. En el Perú, el aristócrata y el burgués blancos, desprecian lo
popular, lo nacional. Se sienten, ante todo, blancos. El pequeño burgués
mestizo imita este ejemplo. La burguesía limeña fraterniza con los capitalistas
yanquis, y aún con sus simples empleados.
Esto se ha mantenido y desenvuelto hasta
el día de hoy, se imita desde capas relativamente humildes y pequeñoburguesas
alienadas manifestando desprecio a lo indígena, a lo popular, al trabajo en las
alturas o punas, y aspiran elevar su condición social, se ven más atraídos y
ven más oportunidad conseguir y mantener sus relaciones con capas que esté
impregnado o contaminado de burgueses blancos y gringos en la ciudad. El
orgullo de ser peruanos que se difunde ridículamente por medios de comunicación
no es sino una charlatanería dulzona, un vil romanticismo hipócrita. La
cuestión de la raza, que no es lo fundamental, atiza más la contradicción de
clase, que es fundamental. Entonces, las clases dominantes del Perú, no tienen
intención de desarrollar las bases productivas, no tienen la intención de
elevarla a una soberanía política y económica, a un desarrollo propiamente
capitalista, de industria altamente desarrollada y propia, y objetivamente
tampoco lo podrán, por el rezago semifeudal que aún pesa, por su singular
desprecio a lo popular, a lo originario, y por el sistema del imperialismo que
nos somete, estas clases dominantes son por esto, serviles, conservadoras y
reaccionarias, no progresistas ni menos revolucionarias. Sobre estas
condiciones se desarrolla el capitalismo burocrático, capitalismo que el
imperialismo genera en países atrasados como el Perú -para saquearla y
depredarla- “que comprende capitales de los grandes terratenientes, los
grandes banqueros y los magnates de la gran burguesía”. Haciendo que
sea predominante la rapiña del erario nacional, la extracción y exportación de
nuestros recursos naturales. Así los políticos, presidentes, ministros,
congresistas y todo funcionario burocrático no son anti-imperialistas, son
pro-imperialistas, conscientes o inconscientes, porque su vitalidad política
está conducida por el carácter del Estado en el que sirven. Asimismo,
Mariátegui advertía “Ni la burguesía, ni la pequeña burguesía en el
poder pueden hacer una política antiimperialista” reflejando la
predisposición de estas clases a conciliar con el enemigo. Por
eso no debemos confiar en las frases populistas y demagógicas de los políticos
tradicionales, debemos prestar atención a sus intereses de su clase social y a
su consciencia de clase ¿sirven realmente a las mayorías, a las masas
trabajadoras, obreras y campesinas, o se sirven de ellas para catapultarse a
puestecitos, convivir más cercamente de los yanquis y enriquecerse aún más?
Ambiciosos y parásitos pequeñoburgueses. Los constantes escenarios electorales
han demostrado y seguirán demostrando este arribismo y desviación del
pequeñoburgués que se sirve de las masas para servir a la gran burguesía e
imperialismo, aunque discurse como izquierda.
Partiendo de aquello, del sistema de
Estado, entendemos el sistema de gobierno, cuya definición es “la forma
en que se organiza el poder”, el poder ejecutivo, legislativo y judicial
son los órganos de poder que establece la dictadura conjunta de terratenientes
y burgueses para luchar contra sus enemigos (contra el pueblo peruano) y
protegerse a sí misma. Los funcionarios de Estado son, por eso, cuadros
protectores de dicha dictadura. ¿Podemos confiar, entonces en las elecciones y
en el parlamento? Centurias son las que enseñan amargas experiencias cuando se
depositan las confianzas en el parlamento. Al respecto Marx destacó:
“El carácter explotador de la democracia
burguesa y del parlamentarismo burgués, es un mecanismo y juego bajo el cual
las clases oprimidas obtienen el derecho a decidir una vez cada varios años qué
representante de las clases poseedoras ha de representar y reprimir”
Por lo tanto, las elecciones y sus medios
“democráticos”, son 1) para ocultar el carácter de clase del Estado Peruano y
la dictadura de terratenientes y grandes burgueses; 2) para preservar el Estado
peruano y con él todo su parasitismo y status quo servil al imperialismo.
Esa idiosincrasia despojada de
patriotismo, de amor a lo popular, a lo originario y por lo tanto ausencia de
sentimientos genuinos sobre el Perú se imprime en toda la estructura estatal y
en sus instituciones. Por esto es que su sistema de gobierno no dejará de ser
como popularmente se le reconoce “vende patria”, porque para eso está hecho,
aunque cambien de gobiernos ese será, en última instancia, su característica de
fondo. La historia política del Perú comprueba las mayores traiciones,
sujeciones, servidores de los gobernantes y caudillos a las clases dominantes
extranjeras y al imperialismo.
Las FF. AA y las FF. PP., están tan huecos
de patriotismo que no sienten en lo más mínimo el saqueo del erario nacional,
no es que sean algunos malos o inconscientes militares o policías, la
institución militar y policial son parte de la columna vertebral del actual
Estado, por lo tanto, es la fuerza principal-directa de reacción y protección
de los intereses dominantes sujetos al imperialismo, cualquier caudillo
militar, en caso de que brote, no hará en realidad más que expandir o acentuar
las características corporativas y fascistas que se exhiben. La razón de ser de
la institución policial no es solucionar la delincuencia o corrupción, se les
forma como simples agresores y asesinos obedientes, no sienten por la gente
pobre, no piensan, ni razonan, ellos obedecen y ejecutan en función al carácter
de clase del Estado que les da la vida, no depende simplemente del gobierno. El
hecho de jugar con los delincuentes buscándolos pasivamente, siendo cómplices y
enredándose en tapaderas, o capturándolos y soltándolos tras un par de días,
mientras tienen un rol activo de persecución sistematizada a líderes sociales,
golpeando, torturando y encerrando a los manifestantes por el tiempo que vean
conveniente manifiesta, insistiendo, su papel. Su tarea es, en realidad,
aniquilar el movimiento popular para mantener el “orden” burgués, para impedir
formas de lucha superiores. Día tras día de opresión, persecución y asesinatos
en protestas masivas y movimientos históricos hacen dar cuenta de ello una y
más veces.
En un Estado así, mantenedor de los
problemas sociales, sierva del imperialismo, sin perspectiva de superación real
alguna (sus cuentos de modernización de la gestión pública y allegados, son en
realidad el querer contar con mayores disposiciones y capacitaciones para
mejorar su papel de servilismo oficial al imperialismo), es lógico que se
mantenga o prolifere la corrupción y ver conveniente utilizar, entre otros, la
delincuencia y crimen organizado para sus tráficos corruptos y sus nefastos
planes políticos, además mantienen temerosas y recelosas a las masas con la
inseguridad, para que el control policial sea más necesario y exigido. Sin
embargo, solo el pueblo salvará al pueblo, la verdadera limpieza de
delincuentes lo harán las masas organizadas. Por lo tanto, cabe esforzarse en
esto y no pidiendo que la policía nos cuide mejor, nunca será éste su principal
deber.
La corrupción política es propia de
sociedades divididas en clases sociales, su origen radica desde el nacimiento
de la propiedad privada sobre los medios de producción, y de su expresión concentrada,
con el nacimiento del Estado. La corrupción política no es desviación, no es
deformación del Estado, o de la democracia, o propia de las políticas
neoliberales o de los políticos, es producto del carácter de clase del actual
Estado, una consecuencia de la explotación del hombre por el hombre
oficializado con el aparato estatal y hasta justificado con la naturaleza
humana, pura filosofía idealista de sus intelectuales. El Estado peruano, como
herramienta que mantiene la semicolonialidad, sistematiza corrupción feudal,
como rezago y herencia de la feudalidad, el vasallaje (cobrando diferentes
formas concretas -lambiscones y otras perversidades para puestos- y como una
manifestación de la estructura semifeudal en la superestructura), por ejemplo,
es algo que colma todas las instituciones oficiales (gobierno nacional,
regional, local, universidades, UGEL, ONPE, Contraloría, FF. AA., FF. PP.,
etc.), el cogobierno de la iglesia, y partidos políticos, que siguen
siendo “clubes electoreros” donde quien funda es el dueño de
dicho club, caudillaje de una u otra forma; la meritocracia es relegada por
éstas a segundo plano. A esto se suma evidentemente la mezcolanza con la
corrupción capitalista, precisamente por penetración imperialista.
Esperar que estas instituciones estatales,
su gobierno, congreso y sus FF. PP., sirvan a las mayorías es una ilusión. Por
ende, quienes lancen discursos condenando la corrupción como producto de la
derecha o izquierda o de políticas neoliberales, o están confundidos o están del
lado del enemigo de clase, lo que se llama oportunistas; buscan crear ilusiones
democráticas, engañando a las masas. ¡Entiéndase! el Estado es de la clase
dominante, no puede haber democracia en abstracto, lo que hay es dictadura de
una clase contra otra, con el cuento de democracia para todos, no se soluciona
cambiando políticas o partidos o personas, se soluciona reemplazando el actual
e inútil burocrático Estado por uno nuevo útil y popular, en función a este
objetivo recién surgen las propuestas revolucionarias, alejarse de este
objetivo es alejarse de la perspectiva real de transformación histórica del
país.
La experiencia de la comuna de 1871
demuestra y alecciona (como ulteriormente se aplicó y desarrolló por la
revolución bolchevique y China) cómo dar de los primeros pasos para fulminar la
corrupción ejecutando entre algunas de sus medidas políticas (suponiendo la
instauración de un nuevo Estado sobre las ruinas del viejo, previamente) 1) la
eliminación de todos los privilegios de los funcionarios, 2) supresión del
burocratismo, 3) la electividad y revocabilidad en cualquier momento de todos
los funcionarios y 4) el establecimiento de un sueldo a los funcionarios
públicos no mayor al de un obrero (supongamos aquí, un sueldo mínimo de 1,025
soles), dando así un fundamental resquebrajamiento de la corrupción, pues todo
funcionario debe servir a las masas por compromiso social y de corazón, no por
sus beneficios y enriquecimiento que esto le puede proveer. Claro que la
corrupción como sus fundamentos filosóficos (Individualismo, utilitarismo,
egoísmo cínico) no desaparecerán de noche a la mañana, hasta que se haya
eliminado el sistema del imperialismo por completo, pues lo viejo tiende a
mantenerse en lo nuevo.
Estas son algunas enseñanzas de los
trabajadores de la gloriosa Comuna de París, deben recordarse estas medidas
para adherirlas dentro del programa revolucionario, y emprender verdaderamente
la obligación de acabar con la corrupción, solo apuntando a sus entrañas, es
decir al combate contra la explotación del hombre por el hombre, contra el
des-orden semifeudal y semicolonial, contra el capitalismo burocrático y contra
el imperialismo. ¿Acaso los actuales funcionarios, peritos e intelectuales
adscritos estarían de acuerdo con esto? Apuntar al aparato estatal es apuntar
al poder de la clase dominante, “la quintaesencia de la política”, “la
palanca de poder sobre la economía”, frente a esto escribía Lenin:
“Todos los ricos, todos los propietarios,
toda la burguesía defenderán sus riquezas con uñas y dientes. Para defender a
toda la clase rica se levantarán los funcionarios y el ejército, pues el
gobierno mismo se encuentra en las manos de la clase rica. Los obreros tienen
que unirse y luchar juntos, como un solo hombre, contra todos los que viven del
trabajo ajeno”.
Acerca de la situación actual
En lo que respecta a la
coyuntura, son décadas que los yanquis están operando y entrenando al ejército y
policía del Perú. Recordando necesaria y brevemente, en 1983 se instauró la Unidad de
Investigación Médica Naval de Estados Unidos (NAMRU-6) que hasta el día de hoy
continúa con el aparente papel de investigaciones de “una
amplia gama de enfermedades infecciosas de importancia para la salud pública o
militar, incluido el dengue, la malaria, enfermedades diarreicas e infecciones
de transmisión sexual” y “desarrollar
y evaluar intervenciones y productos para mitigar dichas amenazas”. Sin
embargo, qué se puede esperar de abominables planes del Imperialismo, teniendo
un prontuario de genocidios, exterminios y de inhumanos experimentos como las
que desarrolló la CIA en diferentes países y en la Universidad McGill para
torcer y hacer hablar prisioneros políticos e insurgentes (parte del plan
contrarrevolucionario). Existe la probabilidad que en sus instalaciones del
NAMRU-6 se pudieran producir armas biológicas, algo del que se ha de considerar
interrelación con sus objetivos aquí. La supervisión y entrenamiento que
efectúan los militares norteamericanos sobre el Perú son constantes, sobre el
ejército peruano, sobre sus policías y de sus comandos y unidades
respectivamente (como sobre el Comando de Inteligencia y Operaciones Especiales
Conjunta (CIOEC), la Fuerza Especial Conjunta (FEC), la Dirección Antidrogas
(DIRANDRO), la Dirección Táctica Urbana de la Policía Nacional de Perú (SUAT)
de la Policía Nacional de Perú, la DINOES, DIRCOTE, etc.), al respecto el
periodista e integrante del Observatorio para el Cierre de la Escuela de las
Américas, Pablo Ruiz aseguró:
La permanente presencia
de militares de Estados Unidos en Perú bajo el pretexto de ejercicios
conjuntos, entrenamiento, visitas y otros deja en claro que las fuerzas
militares estadounidenses si bien puede ser que no tengan bases propias o
exclusivas, como la de Soto Cano o la de Guantánamo, por ejemplo, es evidente
que están operando dentro de las bases militares peruanas.
Meses después de que Boluarte asumiera la
presidencia, el 18 de mayo del 2023 se aprobó por el Congreso del Perú la
resolución 4766 que autorizaba el ingreso de tropas yanquis para quedarse todo
ese año, específicamente sobre las regiones de amplias movilizaciones contra
Boluarte, bajo el mandil de realizar “actividades de cooperación” con el
ejército y la policía nacional. Tras este acontecimiento se concretó la visita
de la comandante del Comando Sur de los Estados Unidos, Laura Richardson, en
septiembre del mismo año, sería la primera visita de esta comandante desde que
asumió su cargo en el 2021, producida por el viaje a EE. UU de la delegación de
defensa peruana en agosto del 2023, siendo dirigida por Jorge Chávez Cresta, en
ese entonces Ministro de Defensa.
¿Qué manifiestan estos escenarios? Una
mayor descomposición del Estado peruano y mayor intervención del imperialismo,
principalmente yanqui. Ahora, el congreso aprobó la resolución 9307 que
autoriza el ingreso de yanquis y armas de guerra desde el 04 hasta el 24 de
noviembre del 2024, frente al paro convocado para el 13, 14 y 15 durante la
cumbre de APEC, un medio más para seguir clavando las garras imperialistas,
cada una de estas “cooperaciones” demuestran la acentuación del carácter
semicolonial del Perú (no neocolonial), en que los imperialistas yanquis
defienden sus capitales. Y ahora para fortalecer ese encarnizamiento de defensa
de sus capitales de todos los imperialistas y social-imperialistas (China sobre
el Puerto de Chancay), todavía desde el 93, se aspira tener en el tablero la
cumbre de APEC. Boluarte suscita risa y cólera, en efecto, como es propio de un
teatro de títeres, haciendo lo que le corresponde hacer como digna títere de
intereses de la burguesía compradora. Al día de hoy el Perú tiene alrededor de
23 TLC y 44 tratados con transnacionales del mundo, los políticos
administradores de la clase terrateniente y burgués son los responsables de la
deuda Externa y de la humillación al que metieron al país. Una pendiente
factura más, que cobrará el pueblo peruano en su emancipación.
Finalmente, aunque los imperialistas
muestren sus garras y dientes, afiladas y grandes no se debe perder el
principio que nos enseñara Mao Tse-tung:
El imperialismo no vivirá mucho porque
perpetra toda clase de infamias. Sostiene con obstinación a los reaccionarios
de los distintos países, hostiles a los pueblos. Ocupa por la fuerza muchas
colonias, semicolonias y bases militares. Amenaza la paz con una guerra atómica.
De esta manera, forzada por el imperialismo, más del 90 por ciento de la
población mundial se está alzando o se alzará en masa a la lucha contra él.
Pero el imperialismo aún está vivo; todavía hace y deshace en Asia, África y
América Latina. En el mundo occidental, los imperialistas siguen oprimiendo a
las masas populares de sus propios países. Esta situación ha de cambiar. Es
tarea de los pueblos del mundo entero poner término a la agresión y opresión
que realiza el imperialismo, principalmente el imperialismo norteamericano.
“El imperialismo y todos los reaccionarios
son tigres de papel. Parecen temibles, pero en realidad no son tan poderosos.
Visto en perspectiva, no son los reaccionarios sino el pueblo quien es
realmente poderoso”.
En el oriente, los pueblos luchan por su
liberación nacional, el pueblo árabe contiende contra el sionismo y el
imperialismo yanqui, es una dura lucha de estos pueblos la que emprenden
valerosamente en medio de agresiones. Las pugnas entre los imperialistas hacen
que se estén cercando estratégicamente el uno al otro y ejerciendo presión o
penetración de sus capitales, todo en función a sus rapiñas y saqueos. Los
llamados a la intensificación del movimiento popular de nuestro pueblo peruano
y de los demás pueblos semicolonias responde a emprender la tarea de combatir
al sistema que conserva fétidamente todos los males sociales que pesan sobre
nosotros.
Nada de lo que digan, como liberales
reaccionarios, los intelectuales burgueses y los intelectualoides adscritos a
este decadente sistema, y peor los administradores políticos de este Estado
será coherente con la vida de las masas, basta con ver la vida del pueblo para
desmentir a todas estas mesnadas oficiales. Las masas, en los hechos, siempre
han estado del lado de la verdad, pues ellas tienen su vida entera en el
trabajo real, fundamental y de lucha en toda la historia. Por ello, estar del
lado de las masas y compenetradas con ellas, es conocer y estar del lado de la
verdad, más luchar por la verdad es luchar por las masas y la felicidad,
“En el asalto al cielo hay una felicidad
interminable, luchar en la tierra es un gozo inmensurable, lucha por la gente y
la felicidad será ilimitada” (Mao Tse-Tung).
Por: M. Sagan
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