UN RÉGIMEN PERVERSO EN EL PERÚ
Alcanzar el privilegio de la política en el Perú, no
es sino alcanzar los mayores privilegios a la traición y perversión de nuestra
patria.
No es sorpresa para nadie que el prestigio de los
políticos y funcionarios públicos se ve reducida a una astucia solapada de
gentes mediocres, ambiciosas, oportunistas y habría que agregar sin disimulo el
adjetivo de la perversidad. La alcurnia de esta misma herencia, propia de
costumbre en cuerpo y alma, son reproducidos y multiplicados como parásitos a
lo largo y ancho de nuestro país e historia, esa consuetudinaria forma de regir
en el Perú ha definido la política peruana, nadie mejor que la propia historia
al enjuiciarla mediante sus heraldos más sagaces y dignos, como un conjunto de
actitudes serviles, corruptas y perversas, en el que la rapiña y el saqueo son
premiadas en tanto que la moralidad y el patriotismo son condenadas. Actuales y
futuros herederos de esta miseria política se esfuerzan por mantener en estos
faustos consuetudinarios los flagelos de nuestro pueblo peruano.
El ente enfermo, llena de pus, que una vez describiera
Gonzales Prada al Perú, sigue siendo vigente por donde quiera que la veamos y
especialmente al ver la política peruana. Así el Maestro Prada expresaría en su
tiempo:
“En el Perú cunde el
servilismo y la corrupción. Literatos, abogados, médicos, ingenieros,
profesores, militares, policías, etc. Todos envueltos en la mediocridad y en la
actividad miserable de mendigar un título académico para luego robar como
miserables políticos. Todos lacayos del enfermo mundo capitalista”.
La mediocridad es una antesala de la corrupción, no se
trata de hacer solamente mal el trabajo cualquiera que se desempeñe, sino
principalmente la ausencia de ideales, el hombre mediocre, en palabras de José
Ingenieros, es quien carece de ideales que impulsen su labor por causas de
renovación y superación de lo problemático, trivial y de lo siervo. Un hombre
sin ideales es un mecano, un robot, un agente del problema, un mantenedor del
status quo, un manipulable a favores, un vividor en los lastres de la historia,
¡como puede ser un hombre aquel vació de espíritu renovador! No se puede tener
progreso ni académico, ni social, ni económico, ni político, o nacional con hombres
mediocres. La corrupción tarde o temprano toma rienda sobre el mediocre, cuando
no existen ideales o cuando son hipócritas y falsas, la moralidad y la valoración
de los actos se encarrilan en el largo fango de estupefacientes costumbres
corruptas y perversas, esa estupefacción no les permitirá actuar de otra forma
sana, rebelde y menos revolucionaria, sino conservadora del cuerpo enfermo.
Veamos nomás que hace unos días, el 9 de diciembre se
hizo conocida la noticia sobre el atentado de Andrea Vidal ex asesora de Jorge
Torres jefe de la Oficina Jurídica y Constitucional del Congreso, esto en el
marco de la indignante, aunque no sorprendente noticia de que se desenvolvería
una red de prostitución en el Congreso. Efectivamente se confirmó la muerte de
Vidal el día 17 de diciembre, asesinada tras la posibilidad de que se acentúe
el problema de aquella red de prostitución vinculada pronta y principalmente con
Jorge Torres de APP, ya que Vidal también formaría parte, su asesinato por
sicarios no es una cuestión de infortunio ni de una simple suerte de destino,
un firme criterio dicta que “en política no existen casualidades” hagamos uso
de este criterio, y aquello manifestaría además la utilización, por parte de
funcionarios del poder político, de sicarios y sanguinarios para silenciar
personas “no gratas” y amedrentar a todos quienes orbitan ese ecosistema, hasta
en instituciones como las universidades se evidencian de una u otra forma
aquellos recursos, hace un par de meses, por tomar como ejemplo, en la
Universidad de San Marcos, cuando la rectora Jeri Ramón se encargaría de
contratar delincuentes y matones para garantizar el apaciguamiento de la
protesta de los estudiantes frente al proceso electoral de la UNMSM, ¿acaso
será el único caso en que se utilicen estos recursos lumpenescos para golpear
la lucha de los estudiantes universitarios y de otras luchas? Así, veamos, la
delincuencia sirve al poder.
Aunque los mandones implicados retejan sus artimañas
para encubrir o minimizar aquella red de prostitución y sean motivados por
hacer todo cuanto controlen el escándalo, refleja una vez más la putrefacción
no emanada del Gobierno, sino principalmente del Estado peruano. En otras de
sus ramas institucionales como en la PNP conviven agentes involucrados en
pandillaje, en extorsión, coimas, narcotráfico, violaciones y asesinatos como
la perpetrada a Sheyla Cóndor y otros casos símiles, son pan de cada día, en
todos sus niveles, sin olvidar por supuesto las masacres y violaciones a los
derechos humanos ocurridas en diciembre del 2022 y enero y febrero del 2023 para
no irnos más atrás. Sería muy difícil encontrar un límite si nos atrevemos a
sistematizar un historial o prontuario de todas las iniquidades perpetradas por
estas y más instituciones emanantes del Estado, cuyas causas y efectos responden
precisamente al carácter de clase del Estado actual, de un Estado insalvable de
moho hasta en sus resquicios más delgados, no es cuestión ni problema de
personalidades sino de sus condiciones estructurales. Cuando la raíz de un
árbol se encuentra enferma y podrida, sus ramas y hojas son malas, débiles,
enfermas e impotentes de producir frutos vigorosos, condenada, por tanto, a
perecer.
Se manifiestan podredumbres en las diversas instancias
del poder político y de su gestión pública, otra cosa que es evidenciada día
tras día en las competencias laborales, y que incluso la ven naturalizada, es
la indudable artimaña de consagrar puestos de trabajo en instancias públicas a
cambio de compadrajes, favores políticos, corruptos y sexuales (cosificación),
esa es la prostitución a plena luz del día, es como realmente sucede, en puro
sentido utilitario, y no debe de ser maquillado en lo mínimo, los estudiosos de
la política tienen el deber de dignificar la política comenzando con
desmaquillarla y presentarla tal como es, asquerosa y nauseabunda, para de esa
forma generar el tópico necesario para limpiar las puses, administrarle
fármacos y acabar con la dolencia.
Esta red de prostitución es la eyección de un solo
punto de pus, mientras todo el sistema de abscesos se mantiene protuberante
debajo del delgado tejido del mismo Estado, una llaga tapada no permite
advertir la urgencia de su remedio, un completo cuerpo enfermo exige a gritos
un remedio radical, por lo que todo aquel que tape la llaga debe de ser
igualmente combatido y desechado, como síntoma de mejora respiratoria. Esto es,
prostitución en saco y corbata, una herencia ligada al “reino de la barbarie”, de
orgías y lenocinios hoy bajo nuevas formas de burdeles pero que en el fondo
encierran el mismo carácter.
Ahora, ¿puede garantizarse la democracia en un régimen
perverso? ¿En toda la historia de la República hubo un momento en que la
corrupción y perversidad brillaran por su ausencia y en que floreciera y diera
frutos la tan invocada democracia? Cuáles serían los enjuiciamientos de
Rousseau y Robespierre o de Diderot, no estaría de más hacerles recordar, a
nuestros políticos oficiales, lo que su “profesión” debería de ejecutar, cuando
Rousseau proclamaba, en su libro Del Contrato Social o Principios del Derecho
Político, las siguientes premisas:
“El Estado debe servir a
la sociedad, asegurando la libertad y la igualdad para todos sus miembros, y no
a los intereses de las capas privilegiadas. Esto puede ser satisfecho sólo por
un sistema político en el que la supremacía o soberanía pertenezca al pueblo, o
cuando el pueblo, sometido a las leyes, es al mismo tiempo el autor de dichas
leyes. El poder legislativo pertenece al pueblo, y sólo a él puede pertenecer.
El pueblo no puede confiar este Poder al Gobierno que solo es el sirviente del
pueblo ante el cual debe de responder por sus actos”. “Los depositarios del poder ejecutivo no son los amos del pueblo, sino
sus funcionarios: el pueblo puede nombrarlos y destituirlos cuando le convenga”.
Nuestros gobernantes, en lugar de desenvolverse bajo
su propia savia ideológica y responder por sus actos y servir al pueblo peruano
como manifestación democrática, lo anonadan aún más, profundizan su
analfabetismo, empeoran su ignorancia, sistematizan su alienación, engrandan su
miseria, y cuando reclaman o se mueven por el dolor entonces responden con
mayor opresión, policial y militar.
Rousseau consideraba que la sola igualdad formal de
todos los ciudadanos ante la ley no les garantizaba una verdadera libertad, ni
por tanto democracia. “Si queréis, escribía, dar al Estado la solidez, acercad en la
medida de lo posible los grados extremos; no dejéis ni ricos ni miserables”. “Ningún ciudadano debe ser tan rico que
esté en condiciones de comprar a otro, y ninguno tan pobre como para verse obligado
a venderse”
En el régimen perverso del Perú se prostituye a los
hombres y mujeres, se utiliza el aparato estatal para esta compra y venta, se
compran y se venden hombres y mujeres, profesionales u obreros, criollos o
indígenas, nuestras tierras y aguas, etc. El hecho traidor más que la palabra
leal dicta disponerse en la medida en que sea posible la supervivencia
oportunista, sierva y conservadora, con este des-orden peruano. El enfermo
mundo capitalista, compra y vende a los trabajadores como simples herramientas
que acrecientan las riquezas de estos capitalistas, ¿qué otra cosa podríamos
esperar en nuestro suelo con esta gente pues? Rousseau decía que el Estado y
todos sus funcionarios deben de servir a la sociedad, al pueblo, para
desarrollarla, para elevarla material y espiritualmente, no servirse de ella
para enriquecerse y empeorar su hediondez. Sin embargo, tan gentiles ideales de
estos ilustrados se vieron fracasados en la práctica histórica, citemos un
pasaje de Engels al respecto:
“El contrato social de
Rousseau venía a encarnarse en el régimen de terror del cual, la burguesía, dudando
ya de sus propias dotes políticas, vino a refugiarse primeramente en la
corrupción del Directorio, y finalmente bajo la égida del despotismo
napoleónico… Comparadas con las brillantes promesas de los “ilustrados”, las
instituciones sociales y políticas establecidas por el “triunfo de la razón”
resultaron ser una caricatura amargamente decepcionante”.
En virtud a las enseñanzas de Mariátegui sobre la impotente
República del Perú.
Pareciera que la historia no conmueve ni un poco a
nuestros políticos, a los tecnócratas, a los funcionarios, o a los administrativos,
¿alguien que no conoce ni siente nuestra historia podría amar a nuestro país?
¿alguien que no ame a nuestro país podría servir de corazón a nuestro pueblo? ¿y
alguien que no ame ni sienta por nuestro pueblo flagelado debería seguir
existiendo?
No creemos que los políticos oficiales y sus
funcionarios simplemente desconozcan o desdeñen nuestra propia historia, hay
buenos lectores y charlatanes claro, sino que sobre ellos, sobre su voz y
conocimientos, pesan con control y dominio, el interés económico de las clases
explotadoras y dominantes del Perú, perturbando e inutilizando o neutralizando
completamente toda acción congruente de progreso que encontraron cabida en
otros países de clases dominantes patriotas, nacionalistas y consecuentemente
burgueses en sus primeras etapas de nacimiento. Mariátegui apuntaba que “Sobre una economía semifeudal no pueden
prosperar ni funcionar instituciones democráticas y liberales” por lo que
hace falta primero desechar o aplastar esa economía. Hoy, es una utopía
esperanzarse que estas instituciones podrían cobrar funcionalidad y vitalidad,
manteniéndose aletargado con susodicho lastre y sobreviviendo sobre la fase de
su sistema mundial igualmente ya decadente, el imperialismo. ¿Y si alguien se
atreviera a las osadas acciones de imponer la ley, la justa y correcta ley?
“La ley no puede
prevalecer contra los gamonales –escribió Mariátegui-, el funcionario que se
obstinase en imponerla, sería abandonado y sacrificado por el poder central,
cerca del cual son siempre omnipotentes las influencias del gamonalismo, que
actúan directamente o a través del parlamento, por una y otra vía con la misma
eficacia”.
¿Será por esto que los propios funcionarios en el Perú
no solo siguen siendo impotentes ante la corrupción sino también más corruptos?
Los comportamientos en la sociedad y particularmente en la política no son
casuales, no nacen por una mera voluntad de libre albedrío como dictaría la
concepción idealista y metafísica de la sociedad, sino que son expresiones del
ser social, de las condiciones fundamentalmente económicas de una sociedad y de
sus clases, en la que se basa la existencia, psicología y comportamientos de
los hombres y de los políticos, por lo que a la hora de analizar actitudes
tales como los que vemos en las noticias sobre la red de prostitución en el
Congreso, corrupciones, traiciones y demás redes en las distintas instancias, o
la misma ausencia de hombres con férrea moralidad, nos señalan fenómenos
ligados substancialmente a nuestra economía, a la herencia semifeudal y semicolonial.
Creemos que no podemos dejar de considerar, sino más bien de desarrollar la
puntualización de Mariátegui que:
“El término 'gamonalismo'
no designa sólo una categoría social y económica: la de los latifundistas o
grandes propietarios agrarios. Designa todo un fenómeno. El gamonalismo no está
representado sólo por los gamonales propiamente dichos. Comprende una larga
jerarquía de funcionarios, intermediarios, agentes, parásitos, etc. El indio
alfabeto se transforma en un explotador de su propia raza porque se pone al
servicio del gamonalismo. El factor central del fenómeno es la hegemonía de la
gran propiedad semifeudal en la política y el mecanismo del Estado. Por
consiguiente, es sobre este factor sobre
el que se debe actuar si se quiere atacar en su raíz un mal del cual algunos se
empeñan en no contemplar sino las expresiones episódicas o subsidiarias”.
Estamos viendo de cómo se imponen los intereses
económicos sobre la política, por lo que la quinta esencia de política, el
poder, no es más que la palanca con el que se defienden esos intereses
económicos, esto nos lleva a aclararnos de que no es posible comprender la
democracia sin considerar la dictadura. Contraria a las nociones demoliberales,
la dictadura no se trata de un hombre o de un partido que incumple los
preceptos constitucionales y electorales, como si se alejase de la democracia
parida por la República. En una sociedad dividida en clases sociales, la
democracia es siempre dictadura de una clase hacia otra, la clase vencedora,
rica, explotadora no dejará de imponer su poder, para eso existe la herramienta
del Estado, para defender sus intereses económicos. Una dictadura, bajo la
crítica marxista, es establecida por una clase dominante sobre todas las clases
oprimidas mediante su instrumento de poder: el Estado, pintándose mediante sus
portavoces, de democracia y de la mejor forma de régimen existente, embaucando
con viejas ideas como las que solo requiere cambio de personal, algunas
reformas, control de impuestos, etc. Ahora bien, como en el Perú nunca hemos
tenido una verdadera clase burguesa, sino, en palabras de Mariátegui “terratenientes disfrazados de burgueses”
cuya “república se hizo sin el indio y en
contra del indio”, es decir, sin las fuerzas reales del Perú que
garantizarían nuestro verdadero desarrollo, nunca tuvimos una verdadera clase
capitalista que practique además de parlotear y escribir derechos liberales un
efectivo desarrollo capitalista, patriota, nacionalista, democrático-burguesa por
el insuperado lastre de la semifeudalidad y subordinada a la bota del sistema
del imperialismo, amalgamada a nuestra situación, al respecto ponemos otro
pasaje del Amauta:
“La experiencia de todos
los países que han salido de su evo-feudal, nos demuestra, por otra parte, que
sin la disolución del feudo no ha podido funcionar, en ninguna parte, un
derecho liberal”,
y que “Su subsistencia es responsable, por
ejemplo, del retardamiento de nuestro desarrollo capitalista”.
¿Será aquella noticia de la red de prostitución en el
parlamento un síntoma de funcionamiento de un derecho liberal, democrática, de
límpida institución dirigencial digno de sus privilegios? ¿digno de un “reino
de la razón” como exclamaron tan ardorosamente la burguesía revolucionaria
francesa al mundo y que hoy muchos teóricos se llenan la boca en claustros y
medios de comunicación? Además ¿acaso hoy se cumple el derecho liberal
establecidos en normativas, leyes y preceptos que desarrollen las fuerzas
productivas en nuestro país y garanticen una dignidad en los trabajadores y el
progreso nacional? ¿Acaso no se reclama precisamente el cumplimiento de las
leyes que teóricamente rezan beneficiar a comunidades, tierras, mineros,
comerciantes, trabajadores, etc.? y ¿Cuándo se ha cumplido? Seguirá
reclamándose y las respuestas no dejarán de ser negativas a la satisfacción
real de las necesidades de nuestras masas populares, a lo mucho, obtendrán
paliativos como recurso para calmar clamores y evitar que se desborden en
mayores luchas, mientras los mandones burócratas se pervierten con el erario
nacional meneándose sobre los preceptos que nos presionan a respetar, y
mientras sus herederos buscando oportunidades para hacerse de siervos y a
cambio hacerles funcionarios ricos, les funcionen como agentes personalizados.
¿Pudo en la historia de la República funcionar los principios liberales y
capitalistas en el Perú? ¿Podría funcionar ahora, con buenos hombres? ¿Qué nos
dice Mariátegui al respecto?:
“Esa liquidación del
gamonalismo, o de la feudalidad, podía haber sido realizada por la República
dentro de los principios liberales y capitalistas. Pero por las razones que
llevo ya señaladas estos principios no han dirigido efectiva y plenamente nuestro
proceso histórico. Saboteados por la
propia clase encargada de aplicarlos, durante más de un siglo han sido
impotentes para redimir al indio de una servidumbre que constituía un hecho
absolutamente solidario con el de la feudalidad. No es el caso de esperar que hoy, que estos principios están en crisis
en el mundo, adquieran repentinamente en el Perú una insólita vitalidad
creadora”.
Los principios liberales, 100 años después de haber
escrito el Amauta estos reglones críticos, no evolucionaron sino a su mayor
crisis y descomposición, por lo que independientemente a los sueños liberales
de algunos hombres, no hacen ni harán más que mantener la situación de nuestro
cuerpo enfermo, de sus órganos, tejidos y células. Se verán sus deseos teóricos
e ideales, como siempre, ahogados por los hechos empíricos de nuestro régimen
abyecto.
Los principios del marxismo, son en cambio,
verdaderamente cercanos, verdaderamente justos, verdaderamente reales,
verdaderamente necesarios, no porque sean ideas benevolentes o impetuosas, sino
porque no existen otros principios que se hayan formado y formen con las
propias necesidades y exigencias de la vida material y espiritual de nuestros
pueblos, y porque el régimen del futuro no será ya más perverso, sino el paraíso
en la tierra, pues las riquezas, con las que en este mundo perverso depredan y
tienen su razón de ser los ricos, mandones, burgueses y sus funcionarios,
pertenecerán plenamente a sus verdaderos creadores, el nuevo régimen será un
régimen del trabajo, justicia, desarrollo y de la felicidad.
Corresponde a los núcleos más activos y conscientes de
nuestra sociedad volver a profundizar y expandir los estudios de estos
principios e invertir sus ganas de cambiar el país en la tarea de formación y fortalecimiento
de nuestras acciones cuya doctrina guía no debe de ser otra que la de
compenetrarnos con las masas populares, el ideal marxista arriba en la voluntad
de aprender de las masas y ayudar a impulsar sus luchas para liberarlas. Es
ayudar a parir la historia. Por eso y en contra de esto, claro está, se
levantan todos los conservadores, todos los funcionarios, teóricos, mediocres,
curas, ricos, militares, etc., no por lo que dicen y dirán sino por la defensa
de la fuente de sus intereses económicos, corruptos y perversos. Un régimen
perverso protegerá la esencia de su perversión con todo tipo de perversiones,
así lo ha estado haciendo desde su fundación, pero esta perversión no es inmune
a la desinfección, veamos no más a que bajeza han llegado. Las masas son las
únicas que curarán y limpiarán este cuerpo enfermo, los mejores médicos de
nuestra sociedad son los trabajadores cuya mejor organización y consciencia
alcanzadas los harán incontenibles. A mayor organización y consciencia mayor
será la capacidad de la historia para curar nuestra sociedad, matando lo viejo
e inútil y gestando lo nuevo, lo progresivo.
“La política –dictaba el Amauta- es hoy la única actividad creadora. Es la realización de un inmenso
ideal humano. La política se ennoblece,
se dignifica, se eleva cuando es revolucionaria. Y la verdad de nuestra época es
la revolución”.
No existe nada por encima de la política, existe
delimitación, y la única demarcación a nuestro criterio es una política
tradicional o conservadora y la revolucionaria, la contienda real, histórica,
no es entre izquierdas y derechas en el parlamento (ambos bajo el mismo poder de la clase dominante), sino entre los de arriba y
los de abajo en la estructura del poder. Todo aquel cuanto aspire contribuir al
desarrollo inexorablemente debe de combatir este régimen perverso siendo
revolucionario, en cambio cuantos aspiren muchas cosas, pero se vean reducidos
a sus meros intereses individuales y a intenciones reformistas seguirán
amontonando la línea conservadora y reaccionaria, consciente o
inconscientemente se delimitan a uno u a otro polo.
Hacemos un llamado a todos los estudiosos de la política y de la sociedad, y con profunda emoción los invitamos a estudiar con voluntad de cambio, la esencia de los problemas actuales y las ideas, que sobre ellas se han formado, de nuestros mayores maestros de la peruanidad, como Gonzales Prada, Mariátegui, Arguedas, Vallejo, Valcárcel, etc., desarrollar debates y conversatorios, y promover la conciencia de nuestra clase explotada, obrera, campesina, indígena y rebelde. Condenemos toda actitud que muestre apatía, ceguera, indolencia o desgano, espíritus débiles y mediocres, impongamos la nueva voluntad, atrevida, trabajadora y estudiosa, de espíritu emergente, que tanto hace falta en nuestra realidad y a nuestra gente. Se ha dicho que la vida es una constante lucha, pues combatamos por una nueva vida, por una nueva sociedad, por soterrar este viejo régimen perverso, por conquistar el paraíso en la tierra.
Por: Kevin M.
Comentarios
Publicar un comentario